lunes, 9 de mayo de 2011

Los Huérfanos

Los huérfanos.

Estamos huérfanos, obligados a decidir nuestro futuro, sin nadie a quien echar la culpa de nuestras desgracias. La clase política ya no nos representa, solo mira por su estatus, distribuyendo la riqueza entre los que menos la necesitan o en el peor de los casos pagando antiguos favores. Son tiempos peligrosos de falsos mesías que pregonan sus falsos programas a sabiendas que solo son un cortina de humo para ocultar sus ambiciones secretas.
La desconfianza de los huérfanos se transforma en la ira de los justos. Algunos confundidos intentarán adoptar un padre que les diga como deben comportarse, otros buscarán un líder en la basura donde abundan, y no faltarán los que necesiten un nuevo Dios o un guía espiritual que les enseñe a ser felices.
Es tiempo de elecciones, de campaña y de batalla. Tiempos de resucitar viejas canciones, como aquella titulada “A beneficio de los huérfanos y los pobres de la capital”
cuya letra decía algo así:

Las tarjetas de canto dorado
anunciaban que
la marquesa iba a dar una fiesta
de gala.
y tan caritativa
y siempre tan cristiana
la iba a dar
A beneficio de los huérfanos,
y de los pobres de la capital

El señor embajador,
hablaba con la marquesa
que engullía con presteza,
sandwichs de jamón de york.
Y la de Floró mayor,
hijastra de una ex princesa
husmeaba las bandejas
detrás de un whisky on the Rocks
Pero las husmeaba...

A beneficio de los huérfanos,
y de los pobres de la capital.

Y la de Floró menor,
de antepasados gloriosos,
flirteaba sin reposo,
en ausencia de su esposo,
con un joven parecido
a Rodolfo Valentino.
con un algo de cretino
y un algo de gigoló.
Pero filtreaba…

A beneficio de los huérfanos,
y de los pobres de la capital

El duque don Baldomero
vomitaba con esmero
encima de un camarero
las huevas del esturión
Y el marqués de Estropajera
de una forma harto grosera
pellizcó a una camarera
sin ninguna precaución.
Pero la pellizcaba...

A beneficio de los huérfanos,
y de los pobres de la capital.

A las 10 de la mañana
los huérfanos trabajaban.
Y los pobres mendigaban.
Los invitados... RONCABAN
Pero roncaban...

A beneficio de los huérfanos,
y de los pobres de la capital.

1 comentario:

  1. Los huérfanos verdaderos no queremos padres postizos. Por eso mismo, no gustamos.

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