lunes, 29 de abril de 2013

El soldado (IV)

                                                   Primavera


Había llegado tímidamente la primavera y se fue instalando con sigilo en la fría meseta norteña. Las plantas, la tierra y las flores notaron su presencia antes que los humanos. María tenía frío, una sensación que llegaba de dentro hacia afuera, sentía el frío en el corazón, como si albergara en él los últimos días del invierno cuando el soldado se fue de la ciudad.
Cada mañana, mientras esperaba a la dueña que abriría la mercería, miraba al balcón de enfrente, y afinaba el oído por si escuchaba las tristes notas de un bombardino.
Debido a las tensiones sociales y los despidos masivos que desembocaron en una huelga general, las ventas en la tienda habían caído y parecía que nadie perdiera los botones. Solo la modista seguía comprando pasamanería, pero ahora lo hacía por centímetros. María presentía que el negocio acabaría cerrando y ella quedaría sin trabajo, cuando más lo necesitaba. A su padre ya lo habían despedido del almacén donde trabajaba y pasaba el tiempo metido en casa leyendo los diarios por si anunciaban alguna oferta de empleo.
Aquella mañana entró en la tienda una señora oblonga, de nariz afilada, que no parecía vecina del barrio y pregunto por unos galones de guardiamarina para el uniforme azul de su hijo. Cuando María le preparaba un sencillo paquetito con los galones le preguntó.-" ¿En el cuartel de su hijo tienen banda de música? .- "Mi marido es almirante de la armada y ahí hay de todo, pero mi hijo aún es un cadete aspirante a alférez en la academia".- respondió solícita la señora, y añadió.-"¿Te gusta la música militar?...y María se confesó.-"Me gusta un  músico militar, si su marido pudiera encontrarlo y darme noticias suyas, estaría muy agradecida".- "Veré lo que se puede hacer. ¿Cómo se llama el músico?" y María se apresuró a contestar.- "Subteniente Robert Collins de la reserva general". La señora lo apuntó en un papel y le entregó una tarjeta de su marido con el canto dorado.
-" No te preocupes, pequeña, pronto tendrás noticias suyas". Añadió la señora al despedirse.









3 comentarios:

  1. Ojalá sean buenas noticias!
    Que al menos en los relatos algo salga bien...
    Y si no,conste,no pasa nada. Eres tú el artífice del romance.
    :)
    Sigo pendiente.
    Besos,escritor.

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  2. Como ya vi también la entrada siguiente, he de decirte que me gustan las dos fotos, ésta para ella y la de Apolo para él.

    Ojalá que reciba la carta de su amor, o al menos, noticias de donde está.

    Besos

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