lunes, 15 de abril de 2013

La erótica de la inocencia (XXI)





Los viejos amores nunca se olvidan. Habían pasado cuatro años del primer amor de su vida, y Sofía aún guardaba la esperanza de recuperar al padre de su hijo por encima de todas las escabrosas circunstancias que la rodeaban. Ella tampoco tuvo un padre que la aceptara, ni una madre que verdaderamente la amara y había sobrevivido con el único amor sincero que le brindaba Marco a quien nunca pudo entregar su alma, pero creía que le pagaba ofreciéndole su cuerpo y la juventud que volaba día a día.
Las visitas furtivas a Carlos se hicieron cada vez más frecuentes durante el último trimestre de la carrera. Sofía llevaba al niño en su sillita hasta el taller, donde se entretenía jugando con tuercas y piezas de chatarra y los jueves con más tiempo, venía Carlos a casa. Pero cada vez resultaba más complicado mantener una situación que empezaba a escaparse de su capacidad para mantener un secreto semejante. Sofía sentía que se le agotaban los recursos para salir airosa de las simples preguntas de Marco, que no podía seguir falseando las evidencias que llegaban hasta la propia cama donde la pasión se repartía cuando el amor se ausentaba, y no podía seguir fingiendo sensaciones que no experimentaba.
Un día por la mañana mientras se preparaban para salir de casa camino a la facultad, Marco escuchó preguntar al niño: "Mamá, ¿hoy vamos a ir al taller?"... y sintió a la madre azorada...-"Si, al taller de la escuela, como todos los días".- Pero Marco ya hacía un tiempo que notaba ciertas imprecisiones en el comportamiento desconcertante de Sofía, y ella sabía que su destreza para manipular a Marco a base de desplegar sus encantos, no era suficiente para alejar sus sospechas.
Esa misma tarde, Marco se excusó en las oficinas del campus para dejar las dos últimas horas de clase alegando una indisposición, y se dirigió a su casa a esperar que Sofía llegara después de recoger al niño. Pero al poco tiempo, impacientándose por la tardanza, recordó la escena de la mañana y se dijo:-"¡El taller!- Saltó a la calle y a la carrera se dirigió al taller mecánico de Carlos. Cruzó la entrada polvorienta hasta la nave donde se encontraba una especie de barracón que hacía las veces de oficina.
Asomado al ventanuco vio un camastro deshecho y cerca de el, un hombre de espaldas sentado frente a un ordenador, parecía estar revisando unas cuentas. - ¡Carlos! - gritó con autoridad, y el hombre se volvió sobresaltado diciendo:-"Mi nombre es Nick, Carlos está trabajando en el desguace de la parte de atrás"-. Marco salió de la nave sin esperar que Nick le acompañase y fue directamente a la zona de desguace donde se apilaban los autos inservibles. En medio de una gran polvareda que no dejaba ver el azul del cielo, se oía el estruendo de la maquinaria pesada que manejaba Carlos. Levantaba furgonetas al vuelo para arrojarlas a la prensa hidráulica.- "¡Apártese!"- gritó Carlos desde la torre de una enorme cizalla, pero Marco no se movió.-¡Nick, sigue tu con el trabajo!- volvió a gritar descendiendo a saltos desde lo alto.- "¡Ah el profesor!, ¿no sabe que esto es peligroso?, vamos fuera.-Se apartaron un poco del ruido y Marco preguntó:-¿Dónde está Sofía?-, y sacudiéndose el polvo con un pañuelo que llevaba al cuello, Carlos respondió:-¿Cómo voy a saberlo, ya no vive con usted?-
...-¡Basta ya de disimulos!- dijo Marco enfurecido,-¡Sé lo que está ocurriendo entre los dos!-...Carlos apretó los dientes y espetó: -¿Crees que una diosa como Sofía soportaría a un vejestorio como tu, si no fuera por compasión?. Entonces Marco se lanzó sobre él, que era más corpulento y de mayor estatura que el profesor y se enredaron en un tenso forcejeo sin que ninguno de los dos lograra dominar la situación, Carlos vio un delirante brillo en los ojos de su rival y esbozó una cínica sonrisa. Se engancharon con tal carga de agresividad que se podía escuchar el latido descompasado de los corazones. De pronto, el puño de Marco voló como un mazo compacto golpeando la mejilla de Carlos, que sintió como si un bloque de acero le hubiera impactado. Marco aprovechó la sorpresa para atrapar el brazo derecho de su adversario que enseñaba los dientes como un perro rabioso y rodaron por el polvo. Carlos logro alcanzar un alicate de puntas con la mano izquierda y de un golpe seco, lo incrustó en el costado del profesor zafándose de la presa, luego saltó sobre él golpeándole con ambos puños, en el momento que oyó la voz de Sofía que se acercaba con el niño gritando.-¡Parad ya por favor! ¡Déjalo ya, lo vas a matar!.Carlos contestó: ¡Saca al niño de aquí, esto es muy peligroso!
La madre llevó al niño a uno de los coches apilados y lo encerró dentro, cuando Marco, aprovechando la confusión, se revolvió como una fiera salvaje agarrando por el cuello a Carlos que gritaba a Sofía...¡Ahí no, no! y soltándose de un empujón que dejó al profesor sin poder reaccionar, arrancó de un salto hacia el coche con el niño dentro, que ya se elevaba por la máquina de Nick sobre la prensa hidráulica. Sonó un estruendo metálico y el chirrido de la prensa que trituraba el coche sobre la cabeza de Carlos Herber, soltando un paquete compacto de hierros mezclados con las vísceras del padre y del hijo .
El grito desconsolado de Sofía resonó por encima del estrépito y el polvo.









4 comentarios:

  1. Por Dios Spaghetti!
    Me has dejado hecha polvo,hombre...
    Yo había imaginado a Marco enterándose de todo y desterrándola,aunque dándole tiempo para que encontrase trabajo, apartamento y esas cosas,pero jamás un final tan terrible!!!
    No me conoces,pero quien me conoce de verdad,sabe que soy de un sensible llorón que para qué y todo me afecta,bueno,sobre todo estas cosas.
    Ayns,me he quedado apopléjica que seguro que no se dice así,pero así lo siento.
    Ea, el autor manda.
    Ya veremos como sigue la historia tras un suceso tan irreparable.
    Besos.

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  2. Hola Spa, esta Sofía es la Sonia que confundí el otro día... ¡Qué vergüenza!

    La historia es tristísima pero el ritmo de la narrativa es vertiginoso y me ha encantado. Como dice Marinel, el final es terrible pero espero que surja algo mágico que haga que no lo sea tanto ¿a que sí?

    Un beso muy grande que eres un excelente escritor, cada vez me reafirmo más en mi opinión.

    Besotes.

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  3. ajjjjjjjjjjjjjjjjjjj ¡Qué horror! ¡Qué tragedia!
    La escena que describiste, muy gráfica.

    Un abrazo

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  4. En efecto, los viejos amores nunca se olvidan. Si lo hacemos, no fueron amores.

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