miércoles, 22 de mayo de 2013

SUEÑOS DE UN PAYASO




Arreglaba la casa, pero todo estaba en orden, o al menos como lo había dejado antes de partir. El tejado había cedido con las nieves en su ausencia. Ahora el sol lo está reparando. Desde la ventana abierta, la ciudad huele a cerrado, a sacristía y a sándalo. Los escasos transeúntes no han cambiado de uniforme y el ceño fruncido los iguala. Los perros que no se conocen se huelen el trasero, pero los ciudadanos, pasan de largo haciendo como si no se han visto, aunque sea inevitable un relámpago acerca del sexo. Apresuran el paso asustados de si mismos, de sus propios pensamientos. La ventana se cierra y vuelve un mundo acogedor, como si el tiempo no hubiera pasado. En el perchero se amontonan los abrigos de invierno y de las ramas cuelgan los sombreros... Ya está la maleta vacía sobre la cama estirada, y un cañonazo de luz deshace en añicos dorados las sombras del pasado al caer de la tarde.
En el hogar de la chimenea yacen las cenizas de un viejo fuego apagado. Pero al acercarse vio sobre la repisa un objeto desconocido, que no pudo explicar su procedencia; una talla perfecta de un búho policromado que lo observaba fijamente. Quiso tomarlo en sus manos, pero parecía firmemente agarrado a la viga de madera con sus zarpas de rapaz y el payaso retrocedió un paso, lo contempló un instante, y vio su gesto arrogante y nocturno.
Cuando salió de la ducha, el búho ya no estaba en su sitio, solo quedaban las huellas de sus garras sobre la madera y el polvo removido por el aleteo.
Comprobó que las ventanas permanecían cerradas y que la cerradura de la puerta estaba echada, y pensó en el único sitio por el que el búho pudo escapar, por la chimenea. Se sintió ridículo y preocupado al mismo tiempo, preocupado porque fuera su propia imaginación que le hacía una jugarreta. Decidió pensar en otra cosa y olvidar lo que había visto con sus propios ojos, ahora que todo estaba donde y como debía de estar...no obstante cerró el tiro de la chimenea antes de salir a la calle. La noche, refulgente bajo el alumbrado urbano, era de inmensa soledad, oscura y fría como todas las noches por estas latitudes. En un recodo del silencio notó algo como una ráfaga del viento, instantánea y cálida sobre su sombrero y sintió que algo lo acompañaba.
Al regreso a casa, comprobó que el búho estaba en la repisa de la chimenea, vigilante con sus grandes ojos negros horadados en la madera y parecía despierto. El payaso le dio las buenas noches y se retiró a dormir, antes de despertar de su sueño.

6 comentarios:

  1. No sabía cómo eran los sueños de un payaso... Qué delicia de sueños y que hermosa explicación de ellos. Besitos alados, amigo.

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  2. Spaghetti, me gustó tu texto, una prosa poética que me deslumbró por la forma como fuiste describiendo ese regreso, la presencia del buho, un acompañante misterioso en el sueño del payaso. La frase final está perfecta.
    Fue un placer leerte.
    Saludos.

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  3. Spa: ¿qué tal Mirella? Te lo voy a decir en porteño, pibe. No te hagas el duro con ella como te hiciste conmigo y pasá por su espacio que vale la pena. Ella vino acá porque un búho le marcó el rumbo en sueños con su aleteo curioso y sus ojos bien grandes y siempre atentos a todo cuanto tiene valor, como tu alma azul y sus bellas letras. Me encanta soñar el sueño de un payaso que es un poeta y un exquisito escritor.

    Un besazo, el de siempre!

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  4. Los búhos soñados,son signos de sabiduría dicen,pero también de misterio,de dudas, de inquietud.
    Depende del búhito en cuestión y éste que soñaste, es mero observador, acompañante casi de tu divagar onírico,así que trae consigo buenos presagios-o eso dicen-

    Una vez, paseando por los alrededores de la casita de la montaña junto a más gente, bajo una garrofera, vi una lechuza blanca que nadie más vio, a pesar de direccionarlos hacia ella.
    Mi hermana me dijo que eso era porque algo bueno iba a pasarme,ja,ja,ja
    Ni que decir tiene que aún estoy esperando.
    :)
    Un besazo.

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  5. Que linda historia, ha sido un placer conocerte. Escribes muy bien.

    mariarosa

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  6. En todo regreso a una casa que cerramos hace tiempo hay tanta melancolía que el aire mata. Abre la ventana y pon cortinas nuevas...

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